En la EM, las neuronas pueden sufrir daños independientemente del lugar en que se encuentren en el sistema nervioso central (SNC). La retina (parte posterior del ojo donde recibimos la luz del exterior) forma parte del SNC, por lo que es propensa a la pérdida de neuronas. El estudio y la medición del grosor de la retina puede contribuir a la predicción del empeoramiento de la discapacidad en personas con EM.

En este estudio multinacional realizado por el Consorcio Internacional del Sistema Visual en la Esclerosis Múltiple (IMVISUAL), los investigadores hicieron un seguimiento a 879 personas con EM durante un máximo de cinco años. Descubrieron que el grosor de la retina (capa neural de la retina) está relacionado con la discapacidad y que, junto con la IRM, se puede utilizar para controlar el progreso de la enfermedad.

Este enfoque es más barato y accesible que la IRM, por lo que supone una importante herramienta de control para la EM. Los neurólogos pueden realizar esta prueba ocular, conocida como tomografía de coherencia óptica, incluso a pacientes ambulatorios.

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