Muchos pacientes de EM sufren problemas cognitivos como alteraciones de la memoria y ralentización de la asimilación de la información.

Las funciones cognitivas son más difíciles de medir que la discapacidad clínica y las IRM, por lo que no se evalúan de forma rutinaria en la práctica clínica.

El concepto de NEDA (falta de pruebas de actividad de la enfermedad) ha surgido recientemente como una medida de resultados importante para la EM en estudios de investigación o en ensayos clínicos. Esto quiere decir que con la IRM no se detectan recidivas ni progresión de la discapacidad, ni lesiones nuevas de la materia blanca. No obstante, se desconoce si el mantenimiento de la NEDA beneficia la cognición o la atrofia cerebral (encogimiento).

Un equipo de investigación de Italia llevó a cabo un estudio para evaluar la correlación entre el estado de la NEDA, las funciones cognitivas y el encogimiento cerebral.

Se realizó un seguimiento a 42 personas con EM remitente-recidivante durante dos años y descubrieron que solo el 30,8 % alcanzaba un estado de NEDA. Alrededor de la mitad con estado de NEDA seguía presentando un deterioro de algunas funciones cognitivas.

La recomendacion que deriva de este estudio es incluir una evaluación cognitiva en la medida de NEDA para evaluar de forma exhaustiva el progreso de la enfermedad.

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