Dolor
Hasta dos tercios de las personas que padecen EM señalan el dolor como síntoma en estudios mundiales
Last updated: 27th October 2021
El dolor es un síntoma común en la EM, ya que hasta dos tercios de las personas que padecen EM señalan el dolor como síntoma en estudios mundiales. Las personas que experimentan dolor pueden pensar que afecta a sus actividades de la vida diaria, como el trabajo y el ocio, y a su estado de ánimo y su forma de disfrutar la vida.
¿Por qué se produce el dolor en la EM y cuáles son los tipos más habituales?
Los tipos de dolor constantes y dolorosos en la EM pueden ser el resultado de la fatiga y el estiramiento de los músculos cuando se utilizan para compensar los músculos debilitados por la EM. Las personas que padecen EM también pueden experimentar más dolor de tipo punzante provocado por las señales nerviosas defectuosas de los nervios debido a las lesiones de la EM en el cerebro y la médula espinal.
Los síndromes de dolor más habituales que experimentan las personas con EM son los siguientes:
- dolor de cabeza (se observa más en la EM que en la población general)
- dolor ardiente continuo en las extremidades
- dolor de espalda
- espasmos tónicos dolorosos (calambres, dolor de tirón)
Por lo general, los expertos describen el dolor causado por la EM como musculoesquelético, paroxístico o neurogénico crónico.
El dolor musculoesquelético puede deberse a la debilidad muscular, la espasticidad y el desequilibrio. Se observa con mayor frecuencia en las caderas, las piernas y los brazos y especialmente cuando los músculos, tendones y ligamentos están sin moverse durante algún tiempo. El dolor de espalda puede producirse debido a una forma de sentarse inadecuada o una postura incorrecta al caminar. Las contracturas asociadas con debilidad y espasticidad pueden ser dolorosas. Los espasmos o calambres musculares (llamados flexiones o espasmos) pueden ser graves y molestos. Los espasmos en las piernas, por ejemplo, suelen producirse durante el sueño.
Los dolores paroxísticos se observan en entre el cinco y el diez por ciento de las personas que padecen EM. El más característico es el dolor facial de la neuralgia del trigémino, que suele responder a anticonvulsivos como la carbamazepina, la oxcarbazepina y la lamotrigina.
Lhermittes está indicada por una sensación punzante similar a una descarga eléctrica que va desde la parte posterior de la cabeza hasta la columna vertebral y que se produce al doblar el cuello hacia adelante. La medicación es de poca utilidad porque este dolor es instantáneo y breve, pero se pueden utilizar anticonvulsivos para prevenir el dolor, o un collarín blando para limitar la flexión del cuello.
El dolor neurogénico es el más habitual y angustiante de los síndromes de dolor en la EM. Este dolor se describe como constante, aburrido, con ardor u hormigueo intenso. Suele producirse en las piernas.
Los tipos de parestesia son los siguientes: punzadas, hormigueo, escalofríos, dolores ardientes, sensación de presión y zonas de la piel con mayor sensibilidad al tacto. Los dolores asociados a estos tipos pueden ser dolorosos, palpitantes, punzantes, convulsivos, de hormigueo, de opresión y entumecimiento.
Los tipos de disestesia son los siguientes: ardor, dolor o compresión alrededor del cuerpo. Estos son de origen neurológico y a veces se tratan con antidepresivos.
La neuritis óptica (NO) es un primer síntoma habitual de la EM. El dolor suele aparecer o empeorar con el movimiento ocular. Por lo general, el dolor de la NO desaparece entre siete y diez días.
Tratamiento del dolor en la EM
El ejercicio y la fisioterapia pueden ayudar a disminuir la espasticidad y el dolor de los músculos. Los ejercicios de estiramiento habituales pueden ayudar a los flexorespasmos. Las técnicas de relajación como la relajación progresiva, la meditación y la respiración profunda pueden contribuir al tratamiento del dolor crónico.
Otras técnicas que pueden aliviar el dolor son el masaje, los ultrasonidos, los tratamientos quiroprácticos, la hidroterapia, la acupuntura, la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS, por sus siglas en inglés), el calor húmedo y el hielo.
El dolor provocado por los daños en los nervios del sistema nervioso central en la EM no suele aliviarse con los analgésicos habituales (como la aspirina). Los medicamentos que tratan las convulsiones (como la carbamazepina) y los antidepresivos (como la amitriptilina) suelen ser eficaces en estos casos. El tratamiento de los espasmos puede incluir baclofeno, tizanidina e ibuprofeno.
Conclusión
El dolor en la EM es un síntoma oculto, pero que puede ser persistente. El dolor puede causar angustia a largo plazo y afectar gravemente a la calidad de vida de las personas. La autoayuda puede desempeñar un papel importante en el control del dolor; las personas que se mantienen activas y mantienen actitudes positivas parecen más capaces de reducir los efectos del dolor en su calidad de vida.