Brain cells under the microscope

Clusters of brain cells

Miles de científicos están llevando a cabo investigaciones en todos los aspectos de la EM, con el fin de ayudarnos a profundizar en nuestro conocimiento de la enfermedad y en cómo tratarla y manejarla mejor.

La EM es una enfermedad excepcionalmente difícil de investigar por una serie de motivos:

Sus causas son desconocidas, aunque generalmente se cree que sea una combinación de factores genéticos, inmunológicos y ambientales. Sin embargo, ya que es habitual que una persona tarde muchos años en ser diagnosticada y debido a que existen numerosas variables, hasta ahora ha sido imposible determinar una causa o un desencadenante específicos.

Los efectos se localizan en dos de las zonas más inaccesibles del cuerpo, el cerebro y la médula espinal. Ha sido únicamente a partir de la llegada de la resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés), a principios de la década de los 80, cuando los científicos han sido realmente capaces de visualizar las lesiones reales dentro del cerebro y la medula espinal.

No existe un único patrón para la enfermedad y el rumbo que puede tomar es impredecible. El número y localización de las lesiones en el sistema nervioso central de un paciente no necesariamente se correlaciona con la aparición de recaídas o el nivel de discapacidad. No existen pruebas definitivas para la enfermedad.

Por todos estos motivos, resulta difícil comparar las experiencias de los afectados de manera científica. Con el fin de investigar patrones dentro de la enfermedad y la eficacia de nuevos tratamientos, es necesario que se lleven a cabo ensayos clínicos exhaustivos controlados con placebo.

A pesar de estas dificultades, miles de científicos y de investigadores de todo el mundo están llevando a cabo una amplia variedad de investigaciones. Por ejemplo, la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple es miembro fundador de la Progressive MS Alliance, que está invirtiendo en la investigación de la EM progresiva.