Cuando una misma persona presenta dos trastornos o enfermedades a la vez o una tras otra, estas se consideran comórbidas. Por ejemplo, una persona con EM puede presentar un problema cardíaco crónico que se considera comorbilidad. La comorbilidad también implica interacciones entre las enfermedades que afectan a la evolución y al pronóstico de ambas.

Unos investigadores canadienses estudiaron a un grupo amplio de personas con EM en cuatro provincias de Canadá, además de a individuos sanos de las mismas provincias. El objetivo consistía en identificar comorbilidades en personas con EM en el momento del diagnóstico y comparar esta comorbilidad con el resto de la población general.

Los investigadores descubrieron que la comorbilidad era más común de lo esperado en personas con EM, incluso en el momento del diagnóstico. La afección comórbida más común entre las personas con EM era la depresión.

En cuanto a la población general, se encontró una prevalencia desproporcionadamente superior de la hipertensión en hombres con EM en relación con las mujeres. Los hombres con EM también presentaron una predominio desproporcionadamente superior al de las mujeres con EM a padecer diabetes, epilepsia, depresión y ansiedad. Estudios posteriores se centrarán en las causas de estas diferencias entre los sexos.

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