La retina, la parte del ojo que detecta luz para crear imágenes del mundo exterior, es una ventana al cerebro.

Anteriormente, los investigadores descubrieron que mediante unas pruebas especializadas de la retina, conocidas como tomografía de coherencia óptica o TCO, es posible detectar la muerte de neuronas en personas con EM.

Durante este estudio, los investigadores de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore y otros centros de los EE. UU. estudiaron los efectos que provoca la administración de un solo fármaco modificador de la enfermedad durante un año en las dimensiones de la retina. Los fármacos analizados fueron: acetato de glatiramer (48 personas), natalizumab (46 personas) e interferón-β-1a por vía subcutánea (35 personas) e intramuscular (28 personas).

Al inicio del estudio, no había grandes diferencias en los grupos en cuanto a la edad, el sexo, los antecedentes de neuritis óptica ni la duración del seguimiento. No obstante, durante el seguimiento del estudio de un año, aquellas personas a las que se trató con interferón o con acetato de glatiramer tuvieron una disminución mayor de la retina que las que tomaron natalizumab.

La conclusión de los autores fue que con las dimensiones de la retina, comprobadas mediante una TCO, es posible detectar el efecto que tienen los tratamientos en la muerte de las neuronas, y pueden utilizarse en ensayos de fármacos para la EM remitente-recidivante para comprobar los efectos de los mismos.

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