El avance de la EM hace referencia al desarrollo de la enfermedad después de su aparición (cuando surgen los primeros síntomas). Aunque los nombres son similares, el desarrollo de la EM no se limita a los tipos progresivos de EM (es decir, EM progresiva primaria o secundaria). Todas los tipos de EM avanzan o cambian con el tiempo.

Cuando una persona con EM sufre una recaída, se suele conocer como progresiva o «evolutiva», describiendo así la frecuencia y la gravedad de las recaídas. Sin embargo, la verdadera evolución de la enfermedad es la acumulación gradual de discapacidad entre, o en ausencia de, recaídas.

El avance es el resultado de tres procesos biológicos que están interrelacionados.
El proceso neurodegenerativo se produce cuando las neuronas (células del cerebro que envían, reciben y procesan información) pierden su estructura y su funcionalidad, y finalmente mueren.

La inflamación ocurre cuando el sistema inmunológico detecta, por error, alguna sustancia como si fuese extraña en el cuerpo, generalmente inofensiva, y responde mediante la infiltración de células inflamatorias en el área y en la inflamación en sí. Debido a esta respuesta la EM se conoce como una enfermedad autoinmune, cuando el sistema inmunológico falla y ataca al tejido sano.

A medida que la EM va avanzando, el sistema nervioso central (SNC: cerebro y médula espinal) no tiene la capacidad suficiente para reparar el daño causado por el proceso degenerativo y la inflamación, o para seguir funcionando con normalidad a pesar de ese daño.

El orden en que ocurren estos procesos sigue sin estar claro y pueden variar según la persona. Cuando estos tres procesos se dan al mismo tiempo provocan el aumento de la discapacidad que caracteriza el avance de la EM.

Medición del avance de la enfermedad

Actualmente, cuando medimos el avance de la enfermedad, utilizamos indicadores de sustitución conocidos como sustitutos. Básicamente, se trata de indicadores que miden la situación sanitaria (avance de la enfermedad) en lugar de indicadores del proceso biológico subyacente del avance de la enfermedad en sí. Estos indicadores sustitutivos incluyen el nivel de discapacidad o la tasa de recaída.

Una de las limitaciones que presenta el uso de indicadores sustitutivos es que son subjetivos y, por lo tanto, crean incertidumbre. Por el contrario, un indicador directo del avance de la enfermedad sería un simple indicador biológico objetivo (un biomarcador) que indique de forma directa el proceso del avance de la enfermedad.

Se están llevando a cabo estudios para buscar mejores biomarcadores, que incluyan mediciones de RM y algunos análisis de sangre, por lo que la Alianza Internacional de EM Progresiva está centrando su trabajo en dichos biomarcadores. Sin embargo, todavía es necesario hallar un indicador directo y efectivo del avance de la EM. Esta laguna en nuestro conocimiento sobre la enfermedad es un obstáculo para la investigación.

Factores de riesgo para el avance de la enfermedad

Entre los factores de riesgo se incluyen los genes, los comportamientos o los factores ambientales que pueden influir en el avance de la enfermedad. Los factores de riesgo suelen tener un efecto perjudicial, aumentando las posibilidades de padecer mayores niveles de discapacidad. Sin embargo, algunos de ellos pueden tener un efecto protector, disminuyendo las posibilidades de padecer mayores niveles de discapacidad. Aunque hay mucha información acerca de los factores de riesgo que influyen en la aparición de la enfermedad (que se analizan en este artículo reciente de MS Research Australia), existe mucha menos información sobre los factores de riesgo que influyen en el avance de la enfermedad. Sin embargo, poco a poco vamos teniendo una idea más clara de las razones por las cuales la enfermedad avanza más rápido en algunas personas que en otras.

Fumar

Fumar provoca inflamación en el cuerpo y puede alterar la función de las células inmunitarias. Existen pruebas fehacientes que indican que fumar influye en el avance de la EM, aumentando así el riesgo de padecer una mayor discapacidad. Los estudios indican que los fumadores tienen 1,5 veces más posibilidades de desarrollar la enfermedad (es decir, padecer mayor discapacidad) en comparación con los no fumadores.

Vitamina D

La vitamina D se puede obtener de la dieta o de la exposición de la piel al sol. Unos niveles bajos de vitamina D en la sangre aumentan las probabilidades de padecer una mayor discapacidad, por lo que la vitamina D podría proteger contra el avance de la enfermedad. Todavía no está muy claro por qué la vitamina D causa esta respuesta en el cuerpo y necesitamos realizar más estudios para confirmar que el aumento de los niveles de vitamina D a través de la exposición al sol, la dieta o los suplementos alimenticios puede retrasar el avance de la enfermedad.

Otros factores de riesgo

No se ha podido comprobar de manera fehaciente que otros factores de riesgo influyan en el avance de la enfermedad. Por ejemplo, la dieta tiene un enorme interés entre la comunidad de la EM, aunque no existen muchas pruebas de cómo influye en el avance de la enfermedad y los científicos no saben cuál es el papel de la dieta y de otros factores de riesgo en la EM. Afortunadamente, existen muchos proyectos de investigación en la actualidad para dar respuestas a esas cuestiones.

Tratamientos para el avance de la EM

Los tratamientos para el avance de la enfermedad tienen como objetivo disminuir el grado de progresión de la discapacidad (la velocidad a la que aumenta el nivel de discapacidad). Existen dos tipos principales de tratamientos: tratamientos modificadores de la enfermedad e intervenciones de factores de riesgo modificables.

Tratamientos modificadores de la enfermedad (DMT)

Existen pruebas fehacientes que indican que los tratamientos modificadores de la enfermedad (DMT, por sus siglas en inglés) para la EM recurrente-remitente, que son tratamientos que modifican el sistema inmunológico, retrasan el avance de la enfermedad. Pueden reducir la acumulación de la discapacidad y las probabilidades de recaída a corto plazo (5 años o menos). En algunos casos, se ha demostrado que los DMT reducen el avance de la discapacidad en más del 40 %. Actualmente, los científicos están trabajando para resolver los efectos a largo plazo (más de 10 años) de estos tratamientos y para determinar cuáles son los DMT más efectivos.

Aunque estos resultados son muy esperanzadores, es importante señalar que la mayoría de los DMT solo han demostrado ser efectivos para la EM recurrente-remitente. Sin embargo, más recientemente, se ha demostrado que los tipos progresivos de EM responden, en cierta medida, a algunos DMT, y en particular a Ocrevus (ocrelizumab) para la EM primaria progresiva y Biotina en dosis alta para la EM secundaria progresiva (aunque aún no se ha confirmado). Sin embargo, demostrar que podemos alterar la tasa de acumulación de discapacidad en tipos de EM progresiva es de gran interés y podría mejorar de forma importante nuestra capacidad para tratar la EM progresiva.

Intervenciones de factores de riesgo modificables

Aunque no podemos cambiar nuestros genes, se pueden cambiar algunos factores de riesgo para el avance de la enfermedad. Los factores de riesgo modificables son conductas que se pueden modificar o factores ambientales que se pueden evitar. Estos pueden ser, entre otros, fumar, hacer ejercicio y la dieta. Las intervenciones de factores de riesgo modificables son tratamientos que alteran el factor de riesgo modificable para mejorar los resultados en materia de salud, como dejar de fumar o consumir suplementos de vitamina D.

Aunque se ha demostrado que dos de los factores de riesgo modificables (fumar y niveles de vitamina D) influyen en el avance de la enfermedad, aún no existen pruebas suficientes que confirmen que las intervenciones relacionadas con dejar de fumar y tomar más suplementos de vitamina D desacelere el avance de la enfermedad. Esta contradicción aparente se debe probablemente a las pocas pruebas científicas que existen en la actualidad. Es necesario llevar a cabo más estudios con un mayor número de personas en esta área antes de que podamos comprender los posibles efectos de las intervenciones de los factores de riesgo modificables en el avance de la EM.

En resumen

Queda mucho por aprender acerca del avance de la EM. Por ahora, llevar un estilo de vida lo más saludable posible sigue siendo lo más efectivo, en términos generales, para las personas que viven con EM, junto con los medicamentos adecuados, como los DMT. Un estilo de vida sano incluye el ejercicio físico y hacer deporte, mantener un peso y un nivel de colesterol saludables, no fumar, tomar el sol de forma controlada y tener unos niveles de vitamina D adecuados, además de una dieta bien equilibrada.

Los científicos se siguen centrando en estas cuestiones y los próximos proyectos de investigación harán hincapié en que podamos comprender más profundamente las causas y consecuencias del avance de la EM.

Agradecimiento a MS Research Australia – proveedor principal de resúmenes de investigación en nuestro sitio web.