• Otros estudios anteriores que han analizado los vínculos entre el consumo de carne roja y la EM no han ofrecido resultados concluyentes.
  • Para comprender mejor la relación entre comer carne roja y la EM, los investigadores evaluaron la relación entre el consumo de carne roja procesada y no procesada y el riesgo de desarrollar EM en 791 participantes.
  • Los resultados revelaron que la cantidad de carne roja no procesada consumida por personas con EM en el año anterior a su primer evento desmielinizante (un precursor frecuente de la EM) fue mucho menor, lo que indica que la carne roja puede tener un efecto protector contra el desarrollo de la EM.

La relación entre la dieta y la EM es un área de gran interés para la comunidad de EM. Aunque algunos resultados apuntan hacia los efectos beneficiosos de ciertos componentes de la dieta, por ejemplo, los ácidos grasos omega-3, es necesario llevar a cabo más estudios para llegar a un consenso sobre si una dieta particular, un nutriente y/o un suplemento son beneficiosos para las personas con EM.

Otros estudios anteriores que han analizado si existen vínculos entre el consumo de carne roja y la EM no han ofrecido resultados concluyentes. Aunque la carne es una buena fuente de proteínas, hierro, zinc, vitamina B12 y muchas otras vitaminas y minerales, algunos estudios indican que el consumo de carne roja, particularmente carne procesada, está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades como la obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cánceres. Se ha sugerido que esto puede ser debido al contenido en grasas de la carne roja o a la elaboración de productos potencialmente dañinos cuando la carne roja se cocina a altas temperaturas.

Con el objetivo de comprender mejor la relación entre el consumo de carne roja y la EM, los investigadores del grupo de estudio AusImmune, que recibió financiación de la fundación de MS Research Australia, evaluaron la relación entre el consumo de carne roja procesada y no procesada y el riesgo de desarrollar EM. Este estudio a largo plazo, basado en la población, contó originalmente con 791 participantes que habían experimentado un primer evento desmielinizante (FDE, por sus siglas en inglés), un precursor frecuente de la EM, y a los cuales se les ha realizado un seguimiento durante 15 años. El estudio analiza la relación entre varios factores ambientales, incluida la dieta y el riesgo de desarrollar EM.

Los resultados de este estudio que recientemente se ha publicado en Frontiers in Neurology revelan que la cantidad de carne roja no procesada consumida por las personas durante el año antes de experimentar un FDE fue inferior a la observada en individuos del grupo de control sanos. El estudio demostró que el consumo de carnes rojas no procesadas está relacionado con un menor riesgo de experimentar un FDE y, por lo tanto, de EM. Curiosamente, cuando los investigadores tomaron en cuenta otros factores, hallaron que esta relación solo era válida en mujeres. Esto pudo deberse a que el estudio solo contaba con un grupo relativamente pequeño de hombres. Otra posibilidad es que los hombres, como grupo, comen más carne roja en cuanto a su dieta habitual que las mujeres, independientemente de si desarrollaron EM o no.

Estos resultados permanecieron sin cambios, incluso cuando los investigadores limitaron el análisis a los alimentos consumidos durante los 90 días anteriores al diagnóstico de FDE para reducir la probabilidad de que los participantes presentaran cambios en el comportamiento relacionado con los alimentos como respuesta al diagnóstico.

Los autores de esta publicación contemplan que los efectos beneficiosos observados en la carne roja en cuanto al riesgo de desarrollar EM podrían deberse a que la carne roja contiene una forma muy activa de vitamina D o su contenido, que se conoce como ácidos grasos poliinsaturados n-3 de cadena larga . La carencia de estos nutrientes se ha asociado con un mayor riesgo y progresión de la EM en otros estudios.

A pesar de tratarse de un estudio con un diseño sólido (multicéntrico y grupo control equivalente), es necesario llevar a cabo más estudios para identificar los componentes específicos de la carne roja no procesada que pueden ser beneficiosos para prevenir la EM. Del mismo modo, es necesario realizar más estudios para evaluar si existe un umbral para la cantidad de carne que se recomienda consumir, si la carne roja de otras partes del mundo tiene beneficios similares y si los beneficios de comer carne roja no procesada se siguen observando en personas con EM desarrollada.

Para mejorar nuestra comprensión sobre el papel de la dieta en la EM, se están llevando a cabo muchos proyectos de investigación de alto nivel internacionalmente. En última instancia, gracias a estos estudios se podrán desarrollar ensayos clínicos para probar estrategias dietéticas prometedoras que ayuden al desarrollo de pautas dietéticas con base empírica para personas con EM y aquellas con un alto riesgo de padecer EM.

Agradecimiento a MS Research Australia – proveedor principal de resúmenes de investigación en nuestro sitio web.