El curso individual de la esclerosis múltiple es notoriamente impredecible, y es posible que una persona deba esperar muchos meses hasta poder determinar si una terapia modificadora de la enfermedad (TME) es efectiva contra la actividad de la enfermedad a corto plazo y a un plazo más largo. La búsqueda de un biomarcador para predecir la actividad de la enfermedad y la progresión de la enfermedad, así como para monitorear la respuesta a las terapias, continúa representando un desafío.

La cadena liviana de neurofilamentos (NfL) consiste en un componente de las células nerviosas que se libera en el líquido cefalorraquídeo y, a continuación, en la sangre después del daño a los nervios. Un mayor nivel de NfL podría reflejar la actividad de la enfermedad en curso. Los avances recientes han posibilitado medir el nivel de NfL en la sangre, lo que le otorga un mayor potencial de ser considerado un biomarcador de esclerosis múltiple en un entorno clínico. No obstante, falta información crucial sobre cuáles son los niveles normales que deben estar presentes en la sangre y cómo los cambios de NfL deberían ser interpretados por los médicos e individuos.

El estudio de investigación y sus hallazgos

El equipo de investigación pertenece al grupo de estudio de la cohorte de esclerosis múltiple suiza en el centro de esclerosis múltiple de University Hospital Basel y es liderado por el profesor Jens Kuhle. En primer lugar, el equipo se propuso como objetivo establecer niveles de referencia normales de NfL en la sangre en la población general con el fin de utilizar este valor como referencia para compararlo con el de las personas con esclerosis múltiple. Incluso en personas sin problemas de salud conocidas, los niveles de NfL en la sangre aumentan gradualmente con la edad. Tener en cuenta estos factores constituye un primer paso importante para comprender qué implican los niveles de NfL en el contexto de la esclerosis múltiple.

El equipo tuvo acceso a más de 10,000 muestras de sangre de biobancos en Europa y los EE. UU., por lo que pudo establecer niveles de NfL normales en distintos grupos etarios. Detectó que, en la población general, los niveles de NfL aumentan, en líneas generales, alrededor de un 2 % por año y comienzan a incrementarse a una tasa mayor a alrededor de los 50 años. También detectó que, con un mayor peso corporal, los niveles de NfL eran inferiores.

En base a estos hallazgos, a continuación, el equipo desarrolló un modelo estadístico que ajusta los niveles de NfL según las diferencias en edad y peso corporal, y que permite derivar puntuaciones Z o percentiles de NfL. Las puntuaciones Z de NfL reflejan la desviación de lo que se consideraría normal en la población general según un peso y una edad determinados.

Luego, el equipo realizó pruebas con respecto al valor predictivo de la puntuación en muestras de sangre de 1313 participantes de la cohorte de esclerosis múltiple suiza, un grupo de estudio de personas con esclerosis múltiple que ha tenido un seguimiento a lo largo de varios años y que ha aportado muestras de sangre para su almacenamiento en un biobanco. El equipo determinó que las puntuaciones Z más altos representan un indicio de alarma que podría advertir de un aumento en la actividad de la enfermedad al año siguiente, como un mayor riesgo de recaída de esclerosis múltiple, más discapacidad o inflamación activa detectada por IRM.

Los investigadores también analizaron si las puntuaciones Z de NfL podrían indicar qué tan bien estaban funcionando las terapias para esclerosis múltiple. En todos los grupos, los participantes que estaban recibiendo terapias más efectivas, como anticuerpos monoclonales (alemtuzumab, natalizumab, ocrelizumab, rituximab), tendieron a puntuaciones Z de NfL cercanos a la normalidad. Los que estaban recibiendo terapias de primera generación menos efectivas (interferones, acetato de glatiramer) tendieron a puntuaciones Z más altos, más similares a las puntuaciones de personas que no estaban recibiendo una terapia.

El equipo fue capaz de confirmar estos hallazgos en muestras de sangre de 4341 participantes a los que se hizo un seguimiento en el registro de esclerosis múltiple sueco.

El Dr. Robert Fox, miembro del comité directivo científico de International Progressive MS Alliance afirma lo siguiente:

‎“Este estudio nos acerca significativamente a la obtención de un análisis de sangre que pueda predecir el riesgo de actividad de la esclerosis múltiple en el futuro y detectar qué tan bien está funcionando una terapia modificadora de la enfermedad. Asimismo, representa un avance importante para satisfacer la necesidad crucial de encontrar biomarcadores que indiquen rápidamente la efectividad de respuesta al tratamiento, lo que, a su vez, podría mejorar la atención clínica y la velocidad con la que los ensayos clínicos prueban nuevas terapias”.

Se están realizando más investigaciones para comprender aún más cómo los niveles de NfL en la sangre podrían variar debido a otras afecciones médicas, si los niveles de NfL son significativamente distintos en poblaciones diversas y cómo este biomarcador podría usarse como una medida de efectividad en los ensayos clínicos.

Para profundizar este trabajo importante y facilitar el uso de puntuaciones Z (o percentiles) en la práctica clínica, el equipo del Dr. Kuhle ha desarrollado una plataforma en línea  que habilita el cálculo de puntuaciones Z de individuos para interpretar las mediciones de NfL de personas con esclerosis múltiple, con un ajuste según la edad y el peso corporal, como una posible manera de evaluar la actividad de la enfermedad actual o en el futuro.

Puedes leer más acerca del estudio y sus hallazgos en The Lancet Neurology: https://www.thelancet.com/journals/laneur/article/PIIS1474-4422(22)00009-6/fulltext