Como dice un viejo proverbio, los ojos son el espejo del alma. Quien quiera que acuñase esa expresión, probablemente no tenía ni idea de lo importante que iba a ser para la EM, ya que es posible que los ojos se conviertan en una manera no invasiva para controlar la progresión de la EM.

Medir el grosor de la capa de las células nerviosas en la parte posterior del ojo (la retina) puede ser una excelente herramienta para controlar la EM. La capa de las fibras nerviosas en la retina se hace más delgada en las personas con EM. Dada la relativa facilidad con que podemos observar la parte posterior del ojo, podría ser un método barato y rápido para supervisar periódicamente la progresión de la EM.

Recientemente se han publicado dos estudios acerca de la atrofia de la retina en las personas con EM. El primer estudio, realizado en Italia, estudia los posibles cambios en la capa nerviosa cuando otros métodos no detectan actividad de la enfermedad, lo que se conoce como «no evidencia de actividad de la enfermedad» o NEDA (por sus siglas en inglés). Se considera que existe NEDA cuando no hay recaídas, no hay empeoramiento de la discapacidad y no se detectan nuevas lesiones en la resonancia magnética (RM). En este estudio italiano, los investigadores analizaron a 72 pacientes y realizaron una serie de ensayos, incluidas RM y otras mediciones clínicas. También evaluaron el nervio óptico en dos visitas independientes, separadas por dos años.

En este estudio, las personas con un mayor adelgazamiento de la capa de fibras nerviosas en la parte posterior de la retina presentaban más probabilidades de desarrollar lesiones cerebrales nuevas, que se detectaron en las RM. Además, este adelgazamiento del espesor resultaba indicativo de un empeoramiento en la discapacidad.

En general, cuando observaban ambos ojos en las personas con NEDA, se detectaba un menor adelgazamiento que en las personas con signos claros de actividad de la enfermedad. Esto indica que podría ser un sencillo método para detectar actividad de la enfermedad.

Cabe destacar que algunas personas con EM pueden sufrir ataques de neuritis óptica, en los que el sistema inmune ataca los nervios asociados con los ojos. Estudios anteriores indican que estos ataques pueden aumentar el adelgazamiento de estos nervios. Esto podría complicar el potencial de esta prueba y generar un diagnóstico de la progresión de la enfermedad más grave que lo que realmente ha sucedido. Sin embargo, en este estudio, los científicos llegaron a la conclusión de que los ataques anteriores de neuritis óptica no afectaron al índice de adelgazamiento de las fibras nerviosas en la retina a lo largo de los dos años de observación. Esto fue confirmado por el segundo estudio, que analizó los cambios en la capa de las fibras nerviosas de la retina durante cinco años. Compararon el índice de adelgazamiento en personas con EM que habían sufrido neuritis óptica y en las que no.

Los resultados demostraron que quienes habían sufrido los ataques de neuritis óptica presentaban fibras nerviosas más finas en la retina que quienes no habían sufrido esos ataques. Pero aunque la neuritis óptica puede causar un adelgazamiento acelerado temporal, una vez que el ataque se detiene el índice de adelgazamiento no se ve afectado. Esto indica que, con el paso del tiempo, el índice de cambio en el ojo puede constituir un marcador de lo que ocurre en las profundidades del cerebro.

En su conjunto, los dos estudios indican que la observación de las fibras nerviosas en la parte posterior del ojo puede ser un modo relativamente barato y no invasivo de medir el nivel de actividad de la EM que se produce generalmente en el cerebro y en otras partes del cuerpo. Esto ayudaría a orientar las decisiones terapéuticas y a determinar si se está utilizando el tratamiento adecuado.

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