Existe un consenso cada vez mayor de que un diagnóstico temprano es clave para garantizar los mejores resultados posibles a largo plazo para las personas que padecen EM. En particular, la iniciativa Brain Health: Time Matters in MS aboga firmemente por el diagnóstico y la intervención tempranos a fin de preservar la salud cerebral de las personas que padecen EM.

Sin embargo, los tratamientos de EM no están libres de riesgos y efectos secundarios. Por tanto, la presión por realizar un diagnóstico temprano debe equilibrarse con el establecimiento del diagnóstico correcto a fin de evitar tratar erróneamente a personas que puedan no padecer EM.

En un esfuerzo por precisar los métodos diagnósticos, el grupo European Magnetic Resonance Imaging in MS (MAGNIMS) ha publicado su labor de comparación de dos criterios diagnósticos diferentes. Utilizaron estos criterios para predecir qué personas con los primeros síntomas de padecer EM tienen mayor probabilidad de avanzar hacia un diagnóstico de EM clínicamente definitivo. Su estudio se publicó en la Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry.

El diagnóstico de EM se basa en el concepto de «propagación en el espacio y en el tiempo». Es decir, que una persona debe tener más de un ataque o lesión con el tiempo o en más de una región del cerebro o la médula espinal.

Los dos criterios que compararon se publicaron en 2010. Los científicos realizaron un estudio donde se comparaba la habilidad de estos dos métodos para predecir un diagnóstico de EM en 87 personas que presentaban síndromes clínicamente aislados (SCA) en cinco centros de EM de toda Europa.

Los criterios de McDonald utilizan una resonancia magnética para buscar lesiones. Si solo hay nuevas lesiones se le diagnostica a la persona un síndrome clínicamente aislado (SCA). Si existen evidencias de que hay tanto lesiones nuevas como anteriores, se le diagnostica EM. Los criterios Filippi-2010 son similares, aunque también incluyen la ubicación específica de las lesiones, en especial la identificación de al menos una lesión en la corteza (la parte más externa del cerebro), también denominadas lesiones intracorticales.

Los científicos detectaron que ambos criterios eran muy sensibles en la predicción de si las personas con SCA se convertirían en EM clínicamente definitiva. Sin embargo, los criterios de Filippi podían predecir la conversión a EM de forma más específica y descartaban otras enfermedades.

Concluyeron que la inclusión de lesiones intracorticales en la evaluación diagnóstica de los pacientes con SCA mejora enormemente la predicción y el diagnóstico temprano de la EM. Se ha demostrado que las lesiones intracorticales están presentes en hasta un 40 % de los pacientes con EM, pero no en personas que padecen otras enfermedades neurológicas.

Las imágenes y la identificación de lesiones intracorticales pueden revestir mayor dificultad que las lesiones en otros lugares del cerebro y la médula espinal. Sin embargo, su valor a la hora de identificar a aquellas personas con mayor probabilidad de desarrollar EM ha quedado más patente en este estudio.

Es necesario realizar nuevos estudios que confirmen estos resultados y que faciliten a un mayor número de hospitales el uso de esta función diagnóstica, aunque de manera paulatina es cada vez más sofisticado el uso de resonancias magnéticas para realizar diagnósticos precisos e incluso facilitar información pronóstica para las personas con EM.

 

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