• Un estudio a largo plazo llevado a cabo en la Universidad de Buffalo, Nueva York, EE. UU. analizó la posible relación que existe entre las enfermedades cardiovasculares en personas con EM y las lesiones y la contracción (atrofia) del cerebro
      • Se analizaron resonancias magnéticas de 194 personas con EM, incluidas personas con y sin enfermedades cardiovasculares, durante un período de cinco años y se compararon con resonancias magnéticas de personas sin EM
      • El estudio indicó que las cardiopatías y la presión arterial alta (hipertensión) se asociaban con una mayor pérdida del volumen cerebral total y del volumen de la materia blanca en las personas con EM. Las enfermedades cardiovasculares no se asociaban con un incremento en las lesiones cerebrales o recaídas
      • Los autores sugieren que un control y un tratamiento meticuloso de la cardiopatía en personas con EM podrían ser importantes y potencialmente podrían mejorar los posibles resultados generales de la enfermedad

Otros estudios realizados con anterioridad han demostrado que la presencia de otras afecciones de salud en personas con EM (conocidas como comorbilidades) va asociada a una enfermedad que ha empeorado y a peores resultados de esta a largo plazo. Afecciones como enfermedades autoinmunes, enfermedades cardiovasculares y enfermedades psiquiátricas se han asociado con peores resultados clínicos y de discapacidad en la EM.

Sin embargo, existen ciertas discrepancias entre los diferentes estudios sobre si estas otras afecciones de salud influyen en las lesiones cerebrales, en la atrofia cerebral (contracción del tejido) y/o en la discapacidad. Por lo tanto, los investigadores del Centro de Análisis de Neuroimagen de la Universidad de Buffalo, Universidad Estatal de Nueva York, EE. UU. decidió investigar esta relación utilizando un grupo más numeroso de pacientes y un período de seguimiento comparativamente más largo.

El estudio, realizado por el estudiante de doctorado Davan Jakimovski, el profesor Robert Zivadinoc y sus compañeros, se publicó en el European Journal of Neurology en agosto.
El estudio reclutó a 194 personas con EM y 43 personas sin enfermedades neurológicas. La mayoría de las personas con EM presentaban EM recurrente-remitente (60 %), el 15 % tenían síndrome clínico aislado (uno de los primeros indicios de posible EM) y el resto EM progresiva primaria o secundaria.

Al comienzo del estudio se realizaron resonancias magnéticas para medir los volúmenes cerebrales, incluido el volumen total del cerebro, la materia gris y el volumen de materia blanca, y el volumen total de lesiones de la EM en el tejido cerebral. Los cuestionarios también se utilizaron para identificar la existencia de otras afecciones de salud. Se realizó un seguimiento de todos los participantes durante un período medio de cinco años, momento en el que se repitieron las resonancias.

Aumento de la atrofia cerebral

Los investigadores descubrieron que los participantes con EM experimentaron una mayor pérdida de volumen cerebral y volumen de materia blanca comparado con personas sin enfermedades neurológicas y que las personas con EM recurrente presentaban una mayor pérdida de materia blanca en comparación con aquellas con EM progresiva que experimentaban una mayor pérdida de materia gris.

Cuando los investigadores compararon los resultados de las personas con EM que presentaban enfermedades cardiovasculares con los que no, teniendo en cuenta la edad, el sexo y la duración de la enfermedad, descubrieron que las personas con EM que también presentaban hipertensión o una cardiopatía experimentaron una pérdida mucho más importante de volumen cerebral total y de materia blanca que aquellos que no presentaban enfermedades cardiovasculares.

La cardiopatía no se relacionaba con ninguna diferencia en la pérdida de volumen cerebral de las personas sin enfermedad neurológica, y los niveles altos de grasa en sangre (hiperlipidemia) no parecían influir en la pérdida de tejido cerebral en personas con EM.
Los investigadores no encontraron ninguna relación entre las enfermedades cardiovasculares y el volumen de lesiones en el cerebro de las personas con EM y la única particularidad sobre la que se pudo establecer un vínculo con un mayor número de recaídas entre las personas con EM fue el antecedente de tabaquismo.

Cardiopatía e IMC

Además, el equipo analizó si la combinación de otras afecciones de salud también podría influir en la pérdida de tejido cerebral. Descubrieron que la combinación de una cardiopatía y un alto índice de masa corporal (IMC, una medida de peso relacionada con la altura) con el hecho de padecer una cardiopatía y antecedentes de tabaquismo también guardaban relación con una mayor pérdida de volumen total del cerebro y de la materia blanca durante el período de cinco años.

Este estudio de cinco años de duración ha demostrado que la presión arterial alta y la cardiopatía se asocian con un incremento de la contracción del cerebro (atrofia) en personas con EM. Confirma y se suma a la evidencia resultado de estudios previos que indica que las comorbilidades están relacionadas con evoluciones más negativas en personas con EM. Esto también confirma los resultados de estudios previos que muestran que fumar está asociado con evoluciones más negativas en personas con EM.

La atrofia cerebral es un marcador de la actividad de la enfermedad de la EM que está más estrechamente vinculado con resultados de discapacidad para las personas con EM que otros marcadores, como las recaídas y las lesiones vistas en resonancias magnéticas. Por lo tanto, este estudio refuerza la creciente evidencia que apunta a que controlar otras afecciones de salud en las personas con EM es importante para mejorar posiblemente los resultados de la enfermedad a largo plazo.

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